Correr un maratón es extenuante. Implica agotamiento muscular, promueve la deshidratación, pérdida de electrolitos y agota los niveles de glucosa en la sangre y de glucógeno almacenado en músculos e hígado.
En una carrera de esta naturaleza es inevitable correr en algún momento con las piernas agotadas, sobre todo en el último cuarto del recorrido.
Si durante la fase de preparación podemos simular ese agotamiento, el organismo podría manejar mejor la situación el día de la carrera.
He aquí dos opciones para lograr el efecto de la fatiga acumulada.
1.- Entrenamiento previo exigente. Como generalmente las corridas largas son los días domingos, la sugerencia es hacer el sábado una rutina desgastante (subir el cerro o un chequeo de 10K) para al día siguiente andar con las piernas cansadas. Es muy probable que ese agotamiento irá en aumento con el pasar de los kilómetros en el “largo” de ese domingo.
2.- Entrenamiento duro de piernas en el gimnasio. Antes de la corrida larga realizar una rutina dura de levantamiento de pesas por unos 45 minutos, en cuyos ejercicios se incluyan los principales grupos musculares de las piernas (cuádriceps, isquios, pantorrillas…).
Esta simulación del agotamiento debe efectuarse esporádicamente.
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