Son muy comunes y pueden ocurrir incluso cuando se está durmiendo, aunque son más frecuentes después del ejercicio. Los calambres musculares son contracciones involuntarias que pueden llegar a ser muy dolorosas y a afectar a cualquier músculo, pero principalmente se presentan en las pantorrillas, pies, muslos, brazos y abdomen.
Sus causas pueden ser extensas, pero entre las principales están la carga muscular, la deshidratación, la caída en los niveles de electrolitos (magnesio, potasio o calcio), la poca irrigación sanguínea, el pinzamiento de un nervio o los embarazos.
Aunque pueden afectar a cualquier persona son más comunes en los adultos mayores por la pérdida de masa muscular y en los deportistas, que con frecuencia se deshidratan o sobrecargan alguna zona particular del cuerpo.
Contribuyen con su prevención estirar los músculos, principalmente si se es propenso a padecer de calambres en las noches, y después de la práctica recurrente de alguna rutina de ejercicios.
Cuando se entrena en forma intensa o a altas temperaturas conviene tomar bebidas deportivas que remplacen los electrolitos perdidos. Los líquidos ayudan a que los músculos se contraigan y relajen, y mantienen las células musculares hidratadas y menos irritables.
En caso de padecer algún calambre, te dejamos estas tres recomendaciones:
- Estirar o masajear suavemente el lugar
- Aplicar calor
- Ingerir alguna bebida deportiva
Se hace imprescindible contactar a un profesional de la salud cuando los calambres ocurren muy a menudo y son muy dolorosos. También si vienen acompañados de hinchazón, enrojecimiento de la zona y debilidad muscular.
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