Nueva York es Nueva York. El maratón más mediático del mundo atrajo un sinfín de corredores en su modalidad virtual, la que por tercera ocasión realizó en forma consecutiva. Fue el primer maratón que masificó la posibilidad de correrlo en cualquier parte del mundo y en esta ocasión congreso a más de 24.000 corredores de 150 países, entre ellos venezolanos. Y fueron muy interesantes las causas que movieron a cada uno a luchar por sus sueños.
Marinela Mata: Por amor al running
Una que este domingo lo realizó en las calles de Caracas fue Marinela Mata, quien muy temprano en la mañana (5.30 a.m.) salió desde Parque Cristal para realizar su primer virtual en tiempos de pandemia. No fue fácil tomar la decisión de hacerlo, pues su emprendimiento @pan.avila le consume mucho tiempo y le comprometía su preparación. Sin embargo cuando se quiere, se puede y fue solo cuestión de hacer los ajustes de rigor.
“Mi entrenador Mikhail Rodríguez me hacía llegar mi plan que semanalmente cumplía por las calles de mi urbanización (Mesetas de Santa Inés), donde hay muchos chinchorros pero son vías muy solitarias, donde podía correr sin que nadie te cuestionara. También por trabajar en Caracas MultiSport (Alta Florida) aprovechaba la pica que va hacia el cortafuego, por lo que tuve muchas jornadas entre la Cota Mil y el cortafuego. Todo esto me favoreció”.
Como ocurre cuando se está cerca de un maratón, las emociones comienzan a arroparte y Marinela no fue la excepción. Le costó mucho dormir y estaba muy ansiosa. Aunque ya había corrido dos maratones en Caracas, el virtual es muy diferente, porque hay que armar la ruta, hidratación y estar pendiente de cualquier detalle que aparezca en el camino.
Confesó que le costaron muchos los falsos planos, disfrutó sus 42K195 metros y recibió como una bendición la pertinaz lluvia que cayó entrada la mañana. Fue una experiencia muy especial y tuvo de todo un poco como es Caracas siempre.
Pese a que es el corredor el protagonista de la película, alcanzar la meta conlleva el trabajo y respaldo de otros. Durante el trayecto contó con el permanente apoyo de su hijo Raúl Márquez, quien la acompañó y asistió en bicicleta. También contó con Jesús Loreto, Carolina Bonilla, Carlos Avilán y Rafael Velazco, entre otros.
“Lo hice este domingo por amor al running y espero en algún momento hacerlo por las calles de Nueva York y recibir mi medalla al cruzar la meta en Central Park”.
Ligia Moncada: Cuando el maratón va más allá de un reto personal
Otra que enfrentó el reto de NY fue Ligia Moncada (LIMON), quien en marzo hizo su primer maratón: el Caracas 42K y tenía en sus planes de este año hacer el de Valencia (España), pero la pandemia rompió con los planes de todos en el mundo.
Toco comenzó un día, después de la jornada de entrenamiento con su team Citlali Motion. Bernando Guinand les planteó la posibilidad de correr Nueva York con el propósito de ayudar a los niños y adolescentes de Caucagüita. No lo dudó ni un instante y desde ese momento todos los entrenamientos tenían un aire distinto que iba más allá de un reto personal.
“Así comenzó este sueño de volver a vivir la experiencia de correr 42K. Un maratón está cargado de una mezcla de sentimientos y este en particular fue especial por el motivo que nos impulsó. No solo era correrlo sino retar a más gente a unirse a esta noble causa de la Fundación Impronta. El maratón es más que el instante único de llegar a la meta y parar el cronómetro. Es una sucesión de meses de preparación, una lucha casi diaria con la incertidumbre de algunos momentos donde se mezcla la rutina kilométrica, el dolor, el cansancio físico general, las ganas y la ansiedad porque llegue el día del maratón. Es este camino el que importa, quienes te acompañan y lo que vives con ellos”.
Sostuvo Ligia que arrancaron este domingo a las 5 a.m. desde Parque Cristal, pero sufrió mucho en los primeros 12 kilómetros. Estaba desconcentrada porque quien le acompañaría en bici no llegaba, pero apenas apareció le entregó la hidratación que le había dado unos kilómetros antes su coach Eduardo Navas y entró en foco. Los panas de Citalimotion se unieron en el K16 y en el 21 los amigos Valdemar y Braun de “Calvo BB Team”, quienes la acompañaron hasta la meta.
Fue un reto “desde todo punto de vista”, porque implicó asumirlo en condiciones muy distintas a las acostumbradas y buscar, además, a amigos y familiares para que apoyaran no solo el día de la carrera sino para que hicieran su aporte a la Fundación.
“Cruzar la meta de mi segundo maratón en Caracas ha sido una de las emociones más increíbles y satisfactorias que he sentido en mi vida. Imposible contener las lágrimas cuando te quedan 200 metros y la gente te recibe con aplausos y una energía maravillosa, y la medalla te la colocan dos hermosos niños Meredith y Jeison, el objetivo tangible del #RetoImpronta 42K, un maratón virtual con propósito real”.
Rafael Mazutiel: Por mis nietos Gabriel y Ricardo
Otro de los que decidió hacer el virtual de NY fue Rafael Mazutiel. Bien tempranito en la mañana del 17 de octubre, el primer día oficial para hacer el evento, salió a enfrentar la mítica distancia en un circuito de seis kilómetros que tuvo como punto de salida y llegada un lugar que nunca olvidará: la entrada de su residencia en la ciudad de Palm Coast en el estado de Florida, a 20 minutos de Daytona.
Su cuarto maratón lo hizo por sus nietos Gabriel y Ricardo y por todos los fallecidos que ha dejado la COVID-19.
“Me sentí muy bien realmente. Nunca vi el reloj y solo corrí pensando en que la vuelta tenía cinco kilómetros. Cuando me sentí más agotado en una de las vueltas perdí la noción de la cantidad que llevaba y chequeé el reloj. Solo me faltaba una y dije voy por ti”.
Confesó que nunca vio la pared. Se había concentrado en disfrutar, pero en el 38 se dio cuenta que un maratón siempre es una caja abierta que no sabes cuando te sorprende. Los calambres aparecieron y los músculos parecían que bailaban. Las pìernas se le doblaban y bajó el ritmo. En el 41 pensó que ya no podía seguir. “Vamos Rafael. Tú puedes. Estás corriendo por Gabriel y Ricardo” fue el grito que lanzó al aire y rompió el abrumador silencio del solitario lugar.
Cuando apenas le faltaban 95 metros, otro calambre lo paralizó del dolor. Casi llora, pues no podía dar ni un paso. Pero “la mano de Dios” hizo que la contracción desapareciera y pudo llegar a la meta. Ese de reto de uno contra uno había llegado a su fin.
“Fue una experiencia única. Hizo falta la alegría de la gente en la calle, pero fue un maratón inolvidable que repetiría mil veces”. Quedó tan enganchado que espera hacer otro antes de culminar el 2020, un año que considera icónico para la humanidad.
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