¿Cuál es la parte del cuerpo humano que los deportistas menos atención prestan, a pesar de tener un uso en ocasiones devastador? Los tobillos constituyen uno de los puntos más débiles de los corredores. No estamos conscientes de que en cada pisada reciben toda la carga del correr y ocurre en forma repetida. En una carrera de 10 kilómetros, por ejemplo, el número de pisada podría estar en 10 mil pasos. Es un blanco perfecto para las lesiones.
A continuación tres ejercicios preventivos:
Movilización:
Antes de correr o de cualquier actividad física, hay que movilizar los tobillos. Hay que calentarlos. Y una forma de hacerlo es con movimientos circulares en el aire a la izquierda y derecha. Deben ser suaves y por unos 30 segundos con cada pie.
Fortalecimiento:
Al igual que los abdominales, pantorrillas, brazos o cuádriceps, el fortalecer los tobillos es clave. Y una manera sencilla de hacerlo es con el uso de ligas. Unos tobillos fuertes dan más estabilidad. Lo mejor es que no es necesario acudir a un gimnasio.
Propiocepción:
La palabra propiocepción combina propio (que significa uno mismo) y cepción (consciencia). La consciencia de lo propio. Es la capacidad de conocer nuestra posición corporal en el espacio. De detectar el movimiento y posición de las articulaciones. En ese sentido, la estabilidad articular de los tobillos es importante. Un ejercicio con ese fin es apoyarse, descalzo, en un solo pie. Puede comenzar colocando en el piso una toalla arrugada e intentar mantener el equilibrio. Un grado mayor de dificultad es mantener el equilibrio sobre un balón desinflado, plato de Bohler y Bosu.
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