Muchos son los beneficios de correr y por ello es uno de los deportes más completos. Correr mejora la circulación sanguínea, ayuda a mantener un peso saludable, produce una sensación de bienestar y exaltación de ánimo y aumenta el grosor de los huesos y las piernas, entre otras cosas.
Cuando se corre sobre asfalto u otras superficies duras, los problemas en las rodillas pueden llegar. Es por eso que alternar los entrenamientos con deportes sin impacto como la natación, puede mantener sanas las articulaciones y liberarnos de tensiones y contracturas.
Correr y nadar mezclan el desarrollo aeróbico y el de todos los grupos musculares. Por otro lado, muchos corredores gracias a la natación se recuperan de lesiones y fortalecen nuevamente sus músculos. También, este deporte de agua logra un movimiento aeróbico sin necesidad de realizar grandes esfuerzos y evitando ejercicios de rebote. De esta forma, añadir la natación al plan de entrenamiento permite una sesión de intensidad sin el impacto que genera correr. Además, agregarla como complemento evitará posibles lesiones a futuro.
Pero eso no es todo, también permite fortalecer la zona superior y la inferior. Cuando corremos no utilizamos la parte superior de nuestro cuerpo, sino que nos centramos en el tronco y la parte inferior. En cambio, en la natación utilizamos la parte superior lo que permite crear un físico más equilibrado. Además de un entrenamiento en otras partes de nuestro cuerpo, la natación proporciona más potencia, resistencia y una baja de la frecuencia cardíaca en reposo lo que mejora la eficacia del corazón.
Fuente: espnrun.com