Es Caracas, Maracaibo, Lecherías, Valencia, Cumaná… La muerte de corredores y ciclistas se repite de ciudad en ciudad en Venezuela, sin que haya alguna decisión por parte de las autoridades para evitar que estos hechos ocurran nuevamente.
Una de las constantes en todas estas tragedias es que los conductores huyen, se van a la fuga y dejan a los deportistas tirados en la vía, sin importar si alguno de ellos pudiera estar vivo.
Este domingo, en la avenida Rotaria de Cumaná, estado Sucre, un Toyota Yaris atropelló a dos ciclistas. El impacto fue de tal dimensión que el parachoque del carro, con placa incluida, quedó en el pavimento junto a las bicicletas destrozadas y los cuerpos de las dos personas.
Las autoridades les identificaron como Giuseppe Iorio, hijo del músico italiano Pino Iorio, exdirector del orfeón de la Universidad de Oriente. Y Jesús Blanco, quien no falleció en el acto sino luego de su ingreso al Hospital Universitario Antonio Patricio de Alcalá.
El Yaris plateado fue abandonado en la autopista Antonio José de Sucre.
Hace semanas, una joven de 24 años, Fiorella Giurdanella, integrante del grupo Ciclovías Maracaibo, fue arrollada a las 7.20 de la mañana en la Circunvalación 3 por un camión 350, cuyo chofer también se dio a la fuga. La boxeadora y estudiante de la Universidad Rafael Urdaneta se dirigía con un grupo de amigos, todos en bicicleta, cuando un camión cargado de frutas la embistió cerca del sector La Chamarreta.
“Por mucho tiempo se ha exhortado a las autoridades gubernamentales a crear e implementar políticas públicas que promuevan el respeto al ciclista en la calle. Es urgente el acompañamiento a los usuarios ciclistas en las situaciones típicas de riesgo, que van desde estacionamiento seguro en los espacios de la ciudad hasta la generación de un marco legal de tránsito en las vías públicas, señalización, demarcación y segregación del tránsito de bicicletas que eviten hechos trágicos como el ocurrido. Este llamado se hace más urgente en el contexto actual de Maracaibo, donde la escasez del suministro de combustible ha motivado a muchos zulianos a depender del uso de la bicicleta para garantizar su movilización, siendo la bicicleta el medio de transporte de muchos para conseguir alimentos y medicamentos”, señaló en su momento Ciclovías Maracaibo, que forma parte de la Red de Derechos Humanos del estado Zulia.
Cuando se observan estos hechos viene a mi memoria lo sucedido a la amiga Mayerlin Oropeza (@Curiosa) hace siete mes meses y la pregunta que surge es qué hacer. Las denuncias se hacen. También los llamados a las autoridades. Los ciclistas salen con sus cascos y teniendo en cuenta las medidas preventivas de rigor, pero una y otra vez, los vehículos no respetan la distancia mínima de 1,5 metros al pasarles y a veces a propósito les rozan para atemorizarles o incluso para que caigan.
Lamentablemente en el país son pocos los lugares que se han diseñado para que las personas se ejerciten y ahora por la pandemia de la COVID-19, avenidas que antes se cerraban los domingos permanecen abiertas. Cada vez los espacios para el deporte al aire libre son menos, mientras más personas han decidido movilizarse en bici por los problemas no solo de la gasolina sino por la misma crisis del transporte público. ¿Qué hacer?
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