Conocí a Curiosa hace más de 10 años. Nos unían varias pasiones.
Era casi tradición cada vez que se acercaba el maratón de Caracas, en un tiempo CAF y ahora Caracas 42K, buscar a las 4.30 am a Mayer para dirigirnos al parque Los Caobos. El martes de Carnaval me informó emocionada que este año iba a realizar su primera BiciRock. “Pero no te voy a abandonar. Te apoyo desde un punto de animación”, decía mientras se dirigía a hacer unas subidas que su coach Jorge Cádiz le incluyó ese día en su plan.
Con Mayer compartí la pasión de las redes. Mucho conversábamos del tema y de campañas de apoyo que en conjunto promovíamos, sobre todo en función del cuidado del Parque del Este o de respeto en las vías y en los eventos. Y es que a ella le gustaban las cosas correctas, no el vivismo sino como fuese más responsable para todos. Era tan intensa con esto del respeto que se ganó mi admiración. Ese es su legado.
Ni hablar de la pasión por el asfalto, A veces me llamaba por consejos o simplemente para conversar sobre algún tópico de interés para los corredores. Más de una vez me dio ideas para mi programa radial Tiempos de Corredores o para mis Live por Instagram. Por mucho tiempo le insistí en que debía dar el salto a los 42K. Ya tenía muchas carreras de 10K y media, pero no se decidía. “Mis rodillas no van a aguantar eso”, me decía una y otra vez. Sin embargo, tanto va el cántaro al río hasta que se rompe.
El salto lo dio para el último maratón CAF. Recuerdo su nerviosismo y su cinturón cargado de botellitas, geles, sales y dulces para enfrentar ese reto y conseguir ese sueño. Nunca se me olvidará que al finalizar me dijo que más nunca haría un maratón. Pero como suele ocurrir entre nosotros los corredores buscamos la revancha y el año pasado regresó a la distancia. Se descompensó, lloró, pero con mucho sufrimiento llegó a la meta. Logró su medalla.
Y es que Curiosa no sabía rendirse. Seguía en su lucha por alcanzar sus metas, tal como este domingo lo hizo con su primera carrera en bici, donde no solo finalizó sino que siendo debutante conquistó podio: el tercer lugar en su categoría.
Este domingo no estará físicamente en la tercera edición del Caracas 42K, porque un inconsciente detrás de un volante la atropelló y la dejó tendida en el piso a pocos metros de una clínica. Pudo detenerse, auxiliarla y llevarla hasta la clínica. Quizá esto le hubiese salvado la vida, pero optó por hacer lo incorrecto, huir. Sabemos que duele su partida, pero hagamos que la muerte de Mayerling sirva para crear conciencia. Su legado de hacer las cosas bien debe permanecer. Su muerte no puede quedar impune. Esto no debe pasar nuevamente.
Sí estoy seguro que este 8 de marzo, donde estés amiga, seguirás presente en cada zancada de los corredores o en cada pedaleo de los ciclistas. Justicia para Curiosa.
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