Pedro Pablo Martínez Alvarado es el vivo ejemplo de que cuando se quiere y se hace lo posible por alcanzar esa meta… sí se puede lograr. El mes próximo cumple 80 años. Estuvo por meses preparándose para el maratón Caracas 42K. Su posposición le afectó mucho, pero reajustó su plan y siguió con la intención de correrlo. Se vino en autobús desde Barquisimeto y el domingo fue uno de los que estuvo en la línea de salida en Los Caobos.
Jubilado en el año 1993 en lo que hoy es el Inavi (Instituto Nacional de la Vivienda. En esa época era el Banco Obrero) este maratonista trabajó por 34 años en la administración pública tanto en Caracas como en el interior del país. Para mejorar su estado de salud, a los 47 años comenzó a caminar, luego a trotar y más tarde a participar en carreras cortas hasta que a los 50 años corrió Nueva York. Lo terminó con tiempo de 4h03 minutos y desde ese momento siguió con relativa frecuencia haciendo esta distancia. Cinco veces hizo NY y acumula ya 24 maratones.
El domingo no la tuvo nada fácil. Además de las rudas condiciones climatológicas que los competidores enfrentaron, durante la carrera cayó dos veces. Una primera al poco tiempo de la partida. La otra en el kilómetro 16, aproximadamente. Pero nunca se desanimó.
“En todas las facetas de la vida hay que aplicar eso de que Nunca es tarde cuando la dicha llega. Hay que confiar en uno. La preparación física es importante, pero también la espiritual, la mental. No desistí y seguí adelante hasta culminar”, dijo Martínez Alvarado, quien con el número 440 llegó a la meta en 6h25.37.
John Cárdenas, una especie de ángel que le acompañó
En el centro Pedro Martínez junto a Ronald Martínez (izquierda) y John Cárdenas (derecha)Pese a que en gran parte de sus anteriores maratones tuvo la dicha de correr con cuatro grandes amigos, esta vez no fue posible, pues ya uno falleció y los otros confrontan problemas de salud y económicos que no le permitieron. No obstante, una especie de ángel y guía apareció ese día a petición de su hijo Ronald Martínez. Se trató de John Cárdenas, quien le acompañó en casi todo el recorrido aunque originalmente solo pensó en hacer 21 kilómetros como máximo.
Cuenta Cárdenas que en el recorrido hubo mucha gente animándole y que le entregaba agua y papelón con limón. También que consumieron gomitas para mantener la energía y pastillas de sal para evitar los calambres.
“No fue fácil pero logramos llegar a la meta. Aprendí sobre lo bueno que es correr en compañía de otro que pueda aguantar tu ritmo y que te anime, que te pueda ayudar ante calambres o caídas”, agregó.
Pedro Martínez es una especie de autodidacta en esto de los maratones. Él mismo elabora su plan donde incorpora trotes de al menos una hora bien temprano en la mañana, algo de subidas y corridas largas, de hasta unas 2 horas, los fines de semana. “Me gustaría hacer pista”, confesó.
A los jóvenes les aconseja trabajar con mucha disciplina y perseverar siempre en la vida. Ya colocó entre sus planes futuros correr la tercera edición de Caracas 42K, un evento que calificó como muy bien organizado y que espera cuente con condiciones climatológicas más benignas en 2020.
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