Caster Semenya, 28 años: «Soy una mujer y una atleta de clase mundial. La IAAF no me drogará ni me impedirá ser quien soy«.
Para algunos se trató de una decisión correcta. Para otros un acto de discriminación. En lo que todos coinciden es en el esfuerzo de la corredora sudafricana por mantenerse en competencia, pese a decisiones que considera van en contra de su ser.
Por una condición natural llamada hiperandrogenismo, sus niveles de testosterona están sobre los normales para una mujer. Por su musculatura y apariencia, su femenidad fue puesta a prueba en más de una ocasión. Debió incluso someterse a pruebas para comprobar si era una mujer. Obstáculos tras obstáculos fue superando. No obstante, el 26 de abril de 2018 la Federación Internacional de Atletismo anunció una nueva regulación.
Ya los niveles de testosterona no estarían en un máximo de 10 nanomoles por litro de sangre, límites en los que a duras penas se mantenía. Ahora caían a la mitad y Semenya debía estar dentro de esos parámetros durante un periodo continuado de al menos seis meses antes de competir.
Según distintos estudios, una mayor proporción aumenta un 4,4 % la masa muscular, entre un 12 y un 26 % la fuerza y un 7,8 % la hemoglobina.
La decisión de la IAAF debía entrar en vigor en noviembre del pasado año. Afectaría a las competidoras en pruebas de entre 400 metros y una milla. La sudafricana recurrió ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) y la IAAF dejó en suspenso su decisión a la espera del fallo del tribunal.
La compleja disputa ética y legal que el hecho involucraba hizo que la decisión se alargara en el tiempo. El 1 de mayo de 2019 llegó el veredicto del TAS. Un golpe para la campeona olímpica de los 800 metros, que este miércoles presentó una apelación ante la Corte Suprema Federal de Suiza contra las reglas que requieren que las atletas de media distancia con un alto nivel natural de testosterona lo reduzcan a través del uso de medicamentos.
Aunque el panel de expertos encuentra la normativa para las atletas (DSD/Desarrollo Sexual Diferente) discriminatoria, también considera que esa discriminación es necesaria, razonable y proporcional para preservar la integridad del atletismo femenino en determinadas pruebas, explicó el TAS en su resolución.
La atleta olímpica y tricampeona del mundo de 800 metros considera que la decisión del TAS no toma en cuenta los protocolos médicos y las consecuencias inciertas para la salud de tomar medicamentos para reducir los niveles de testosterona.
¿Debe esta corredora ingerir medicamentos o dedicarse a competir en distancias superiores a la milla? ¿Estamos ante un hecho discriminatorio?
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