Las rutinas con hielo son muy frecuentes entre los corredores. Cuando hay una lesión por contusión o por una exigencia del sistema músculo-esquelético que produce muerte de células suelen utilizarse. También cuando hay dolor, un edema o un hematoma. La posible inflamación de la zona dependerá del daño muscular, de la hemorragia sufrida y de la cantidad de suero filtrado a través de los vasos sanguíneos sanos.
El frío se puede aplicar a muchos tejidos como músculos, tendones, ligamentos, huesos, tejido conjuntivo, vasos sanguíneos e incluso nervios. Al aplicar frío se producen efectos fisiológicos sobre el organismo que facilitan el proceso de recuperación tras una lesión: disminución del metabolismo en los tejidos, del edema y la inflamación, disminución del espasmo muscular y del dolor. Igualmente ocurre una vasoconstricción.
Ponerse hielo es la forma más clásica de crioterapia, pero lo realmente efectivo es aplicar frío, no importa en qué formato. Hay que protegerse de la aplicación directa de hielo porque puede llegar a quemar la piel. La temperatura del frío dependerá de la profundidad a la que queramos llegar.
Existen muchos medios de aplicación para la crioterapia: bolsas de hielo convencionales, cold packs, bolsas de hielo químicas desechables, toallas o paños húmedos refrigerados, baños fríos, sprays de vapor frío, geles fríos e incluso crio-masaje.
Los baños de agua fría son efectivos para ser usados en forma más global, especialmente cuando se han producido pequeños y numerosos microtraumatismos. Hace años eran muy numerosos los atletas que los tomaban de forma sistemática, como un modo de aumentar su rendimiento, pero esa no es su función. Sólo pueden aumentar el rendimiento en la medida en que contribuyen a que el atleta se recupere mejor de los microtraumatismos.
Dependiendo de la gravedad y localización de la lesión, de la persona y su ritmo de vida se aplicará frío con más o menos frecuencia, y con más o menos duración. Lo cierto es que es que normalmente aplicamos a nuestras lesiones menos frío del que sería deseable. En contusiones muy leves seguramente con una simple aplicación post-traumática sería suficiente pero en muchas otras el tratamiento debería llegar hasta las 72 horas. Existen diversos criterios en cuanto a la duración del tratamiento más adecuada. Una de ellas es de 10 a 20 minutos 2-4 veces al día.
Al aplicarse frío hay que comprobar que no existen contraindicaciones para la crioterapia, nunca se debe utilizar directamente sobre heridas o lesiones dermatológicas y un paño o una venda ligeramente humedecida evitan que el contacto directo pueda quemar la piel.
Fuente: www.sportlife.es