El 7 de agosto, el noruego Sondre Nordsatd Moen batió después de 44 años el récord europeo de una hora. En la pista del estadio Kristiansand de Karihola logró hacer en ese tiempo 21 kilómetros 151 metros, con lo que superó la marca de 21k 131 metros del holandés Jos Hermens.
La ejecución del joven noruego fue tal que estuvo a solo 154 metros del récord del mundo de una hora del legendario etíope Haile Gebrselassie. No obstante se trató de una marca que apenas se mantuvo en los libros por horas, pues la World Athletics la eliminó por «ilegal», ya que corrió con los zapatos Vaporfly que tienen una suela de 40 milímetros y el límite permitido en pista es hasta 25 mm.
Y es que desde que el keniata Eliud Kipchoge se convirtió en octubre de 2019 en el primer hombre en la historia en bajar de dos horas en 42 kilómetros 195 metros, cuando en el parque Prater de Viena marcó 1h59m40s, el tema de la tecnología en las zapatillas fue colocado sobre la mesa. La impresionante marca la hizo con unas zapatillas diseñadas para la ocasión: las Alphafly de Nike, de 51 milímetros de altura y con tres placas de carbono en la suela.
Lo hecho al día siguiente por su compatriota Brigid Kosgei, cuando ganó el maratón de Chicago con un tiempo récord de 2h14.04 con otro modelo de zapatillas de Nike conocido como las Vaporfly Next %, una generación inferior a las usadas por Kipchoge, hizo que la World Athletics tomara cartas en el asunto. En enero prohibió las Alphafly y estableció que las placas de carbono solo debe ser una, la altura no mayor a los 40 mm y deben estar en el mercado al menos cuatro meses antes de competencia.
Las Vaporfly Next % de Kosgei usada tres meses antes en Chicago estaban en línea con lo establecido por la ex IAAF, al contar con un material especial en las suelas que amortigua el impacto de carrera pero que no supera los 40 mm y una única placa de fibra de carbono que da rigidez al pìe y minimiza la pérdida de energía en la punta.
Cuando Kosgei ganó Londres en abril con 2h18.20 lo había hecho con la segunda generación del prototipo Nike. Las Vaporfly 4% y fueron las mismas que usó Kipchoge en Monza cuando en 2017 intentó bajar de las dos horas y con las que batió en Berlín el 2h01.39 en maratón.
La apuesta por mejorar la tecnología en los zapatos ha sido una bandera de las grandes marcas en los últimos años. Y es por ello que esta semana, la World Athletics anunció nuevas revisiones a sus reglas que rigen la tecnología del calzado, que están diseñadas para dar certeza a los atletas que se preparan para los pospuestos Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y preservar la integridad de la competencia.
Hasta 25 mm para el cross country
Las enmiendas, aprobadas por el Consejo Mundial de Atletismo e introducidas con efecto inmediato, incluyen cambios en la altura máxima de los zapatos con clavos para los eventos de atletismo, que no deberán superar los 20 milímetros, a excepción de salto triple y de los 800 metros en adelante donde se permitirá hasta los 25 mm.
Las competencias de cross country también quedaron establecidas en un máximo de 25 mm y para las carreras de calle y maratón, la altura se mantiene en hasta 40 mm.
“Al desarrollar estas reglas hemos tenido en cuenta los principios del juego limpio y la universalidad, manteniendo la salud y la seguridad de los atletas, reflejando el mercado de calzado existente en estos tiempos económicos desafiantes y logrando un amplio consenso con los fabricantes de calzado que son los principales inversores en nuestro deporte”, dijo el CEO de World Athletics, Jon Ridgeon.
Con este anuncio, las llamadas zapatillas mágicas como las Vaporfly 4% que usó Kosgei en Londres o las Next% de Chicago quedan descartadas para su uso en competencias de pista.
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