Hay historias que van más allá de lo que uno puede imaginar. Y la de Juan Dual es una de ellas. No tiene colon ni recto pero hace carreras de calles. Tampoco tiene estómago y gusta de correr en montaña. A los 20 años también le extirparon la vesícula y este fin de semana terminó el ultra maratón de la Val d’Aran de UTMB (Ultra Trail Mont Blanc). Con 3.100 metros de desnivel positivo terminó los 55 kilómetros en 12 horas, 10 minutos y 44 segundos.
Todo comenzó cuando a los 13 años le diagnosticaron poliposis familiar múltiple, una enfermedad hereditaria con un 99,8% de probabilidades de desarrollar cáncer en el aparato digestivo. Una abuela y un tío fallecieron por adenocarcinoma de colon. A los 19 años le extirparon el colon y el recto y nueve años después la enfermedad afectó al estómago. Una hemorragia en el postoperatorio casi le impide salir adelante. De 106 kilos llegó a 57, sin masa muscular y sin fuerza para caminar. Más adelante, una bacteria se adueñó de su vesícula biliar.
Le tocó reaprender a comer, a caminar, trotar y correr. Comenzó a sumar kilómetros en el asfalto y a los ocho meses de su última operación terminó la media maratón de Barcelona. Enseguida se encaminó hacia la montaña y la ultradistancia.
«El deporte me ayuda mucho y me lo ha dado todo. Cuanto más corro o pedaleo, más como. Si como, tengo más energía y fortaleza. Mi familia se tranquiliza porque me ve mejor. Además, sirvo de motivación para mucha gente que conoce mi historia. Me manda mensajes que son un empujón para seguir adelante. Siempre necesitas aferrarte a algo», expresó Dual al diario español Marca.
Un tributo a la vida
Sin estómago, el cerebro no recibe la señal de que necesita comer, por lo que en su día a día tiene establecido los momentos para alimentarse. En las carreras también sigue su propio ritual y ha aprendido a escuchar a su cuerpo, después de unos cuantos desmayos por la falta de nutrientes. En su morral no faltan geles, gomitas o chocolates. En las carreras tiene que pararse para hidratarse o comer, porque no puede comer en movimiento.
“En muchas carreras me pasan rivales porque me detengo 10 o 15 minutos y luego les vuelvo a pasar. Muchos se quedan extrañados cuando le vuelvo a adelantar y se repite la historia en el siguiente puesto de comida. Empiezas a hablar. Ellos te cuentan sus problemas en el trabajo o personales, y cuando yo les cuento lo mío se quedan impactados. Yo siempre les digo que cada uno se queja de lo que nos afecta, pero lo malo es no hacer nada por cambiar eso de lo que te quejas«, afirmó.
Con un índice de grasa corporal que no llega al 3%, tiene que estar muy pendiente de su organismo al correr. Ya sabe que si le bajan las pulsaciones es hora de comer.
Viviendo en Centroamérica se embarcó en el reto de recorrer más de 10.000 kilómetros en bicicleta hasta Ushuaia, en el sur de Argentina. Y lo hizo como un tributo a la vida, que le ha dado tantas oportunidades de seguir viviendo, pues “ya que estoy vacío por dentro, quiero llenarme de aventuras. Mi vida es ensayo y error”.
Hace dos años una hemorragia digestiva masiva casi le cuesta la vida. Por tercera vez estuvo cerca de morir. «Voy para adelante sin pensar si me puede pasar algo. Cuando nacemos y la matrona nos da la palmadita en el culo ya estamos muriendo. Cuando seamos conscientes de eso, disfrutaremos de una vida plena. A corto plazo nunca sabes lo que te va a pasar», agregó.
La entrevista completa en el siguiente link de Marca.
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