En muchas oportunidades nos ha costado mantener un ritmo en carrera. En ocasiones esto se puede deber a problemas físicos (calambres, lesiones o dolores por respirar incorrectamente, entre otros), pero otras veces ese bajón puede estar alejado de lo físico y tocar lo mental.
Es muy cierta esa frase de que las carreras no se corren solo con las piernas. También la mente tiene una importancia clave en este deporte esencialmente solitario, que nos genera largos momentos de soledad en la que los pensamientos pueden arrojarnos hacia abajo toda una planificación de entrenamientos bien hecha, o pueden a la vez también impulsarnos adelante cuando ya casi no quedan fuerzas físicas.
He aquí algunas técnicas sobre cómo lograr que la mente le gane al cansancio:
Cuida el ritmo: La clave más que partir lento o rápido es lograr encontrar un ritmo óptimo para toda la carrera. Hay que “visualizar” el objetivo final y crear una imagen clara sobre cuál es tu plan para cumplirlo, imaginando posibles escenarios que nos permitan estar más claros mentalmente. Hay que hacer una “preparación mental” antes de correr que ayuden a anticipar situaciones y prepararnos para afrontarlas cuando se presenten. Es tener un plan “A”, “B” o hasta “C” de cara a nuestro objetivo final.
Derrota las ganas de parar: El cansancio trae de inmediato las ganas de parar. Hay que encarar la situación y la clave es “enfocarse”. Hay que concentrarse positivamente. Vale pensar en los kilómetros hechos y no en los que quedan. Hay que enfocarse en metas pequeñas fáciles de cumplir.
Vence la sensación de fracaso: La primera señal que debemos darle a la mente es que somos “triunfadores”. Piensa en la cantidad de personas que le gustaría estar en tus zapatos. Eres un “triunfador” por solo estar ahí.
Fuente: marathonranking.com
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