El mundo del deporte está de luto. 21 corredores fallecieron este sábado, cuando las temperaturas cayeron a cero grados y las ráfagas de viento hicieron que la sensación térmica fuese aún peor para los 172 participantes de la carrera de montaña de 100 kilómetros del Bosque de Piedra del Río Amarillo, en la provincia china de Gansu.
He estado revisando un sinfín de medios periodísticos y en el prestigioso diario deportivo de España, Marca, encontré un detalle que no había visto en otros: “La Oficina Meteorológica de Gansu advirtió en un informe el viernes de fuertes lluvias repentinas, granizo, relámpagos, vientos súbitos de gran intensidad y otras condiciones meteorológicas adversas en toda la provincia, pero los organizadores no cancelaron la carrera”.
Dado los importantes avances tecnológicos en meteorología que permite prever con frecuencia la temperatura, huracanes, tempestades, velocidad del viento y porcentaje de humedad, no es de extrañar que se haya podido dar la alerta.
Los participantes se vieron afectados por el granizo, la lluvia helada y los vendavales en una región montañosa a gran altitud. Fue tal la velocidad del viento que muchos perdieron su ruta. Entre los muertos está el corredor chino élite Jing Liang, quien había ganado las tres ediciones anteriores de esta prueba.
La competencia, que llegaba a su cuarta edición bajo la organización de la alcaldía de Baiyin, fue interrumpida después de que algunos ultreros mostraron signos de hipotermia y problemas físicos tras la caída repentina de las temperaturas que llegó en la noche hasta los 0 grados. Ninguno estaba preparado para eso. La organización exigía a cada uno de los participantes linterna para la cabeza, GPS, agua, silbato, manta de seguridad y teléfono.
«El viento se puso muy fuerte, era difícil estar parado y moverse hacia adelante. Tuve que agarrarme para no volar. Corrí hasta el kilómetro 30 y abandoné en el tercer chekpoint», dijo un sobreviviente, según el portal Bolavip.com.
Las autoridades locales informaron que se llevó a cabo una compleja misión de búsqueda y rescate, con más de 700 personas implicadas, que después se elevó a 1.200.
Es muy probable que esta sea la tragedia más grande que se ha presentado en el atletismo y ocurre ocho años después del atentado en el maratón de Boston en 2013, que dejó tres fallecidos y 176 heridos, algunos con amputaciones.
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