Aunque sé de muchos corredores que no se han visto animado por las carreras virtuales, creo que esta modalidad ha acercado a muchos maratonistas a la distancia reina. Las virtuales se observan en 5K, 10K o media, pero han tomado mucha fuerza cuando se trata de maratones, es decir, 42 kilómetros 195 metros. Con esta aclaratoria no queda duda de la distancia a la que se hace referencia.
Después de un año de celebrada la edición 40 del maratón de Londres, acabo junto con varios amigos de recibir la hermosa medalla alusiva de este importante evento que se celebró el 26 de abril de 2020. No crean que la llegada 14 meses después se debió a fallas de la organización. Esa no fue la razón. Es que mes a mes se fue alargando el envío, pues aparecía algún virtual en el calendario y alguno de los “panas” decidía hacerlo. Y la caja que con mucho cariño preparó la amiga Erika Navas @doctorarunner esperaba ser embarcada.
Uno de los maratones virtuales más emblemático del año pasado fue el de Londres y lo fue por muchas razones: el llamado de los organizadores del Virgin London Marathon a correrlo en el mundo ese día, el mismo día en que un grupo élite también lo haría en la capital inglesa; la medalla realmente espectacular al igual que el kit para los participantes; el costo alrededor de los 30 dólares y principalmente la democratización de la prueba.
Esto último lo digo con mucha propiedad, pues si hay un maratón de difícil acceso es este. Casi nulas son las probabilidades a través de la lotería e inscribirse vía organizaciones de caridad o por los cupos que manejan algunas agencias especializadas son costosas, por lo menos para la mayoría de los mortales.
Recuerdo que el año pasado cuando el amigo Ramón Mena me llamó para alertarme de que habían abierto las inscripciones para el virtual de Londres, mi respuesta a los pocos minutos fue para decirle que ya me había inscrito. Fue mi primer virtual internacional y como en toda competencia de estas características nos tocó, junto a Abelardo Arasme, armar la ruta, la hidratación y recuerdo que en mi caso bajé la app de la organización al celular para registrar la ruta y el tiempo, pues no quise arriesgarme a que me descalificaran, por lo que me estrené también en eso de correr con un celular.
Al final la experiencia fue espectacular. Apenas hice la distancia y crucé la meta que colocamos en la calle Trieste de La California Sur, recibía el mensaje de felicitación y el diploma de finalista. Después de eso vinieron otros maratones virtuales, pero siempre el primero queda en un sitio muy especial del corazón y pronto en mi pared del triunfo o #MedalWall.
Agradecido a @Movil_pics por la foto
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