La cadencia y el tamaño de la zancada son dos elementos que influyen en la velocidad de un corredor. Cuando se tiene una alta cadencia y una amplitud de zancada, los resultados son óptimos. Pero conoces ¿cuál es tu cadencia o cantidad de pasos que das por minuto al correr?
Muchos de los relojes inteligentes de la actualidad miden ese importante parámetro, pero de no disponer de un reloj de esas características, puedes conocer ese número contando la cantidad de veces que tu pie derecho toca el piso mientras corres en un entrenamiento durante 60 segundos. Al final multiplica ese resultado por dos. Los distintos estudios sitúan la cadencia promedio en 165 y la óptima en 180.
Al revisar los factores que afectan la cadencia están los relacionados con la altura del corredor (los más altos tienen una menor cadencia), la técnica, el ritmo y la fuerza. El primer factor no lo puedes cambiar, pero los otros sí.
Para aumentar la cadencia hay que conocer antes que nada en cuánto se sitúa la media. Por eso vale la pena llevar un registro en los entrenamientos para definir ese número.
No es la cadencia la que determina la velocidad. Es al revés. Mientras más rápido corras, mejor será la cadencia. Allí es clave la condición física. Mientras mejor condición física tenga el corredor, mejor podrá soportar un ritmo más elevado.
Ajustar el número de pasos a un ritmo específico va a influir en la cadencia. Y hay que hacerlo en forma progresiva. Si a un ritmo de 5 minutos por kilómetros haces 170 pasos comienza a trabajar a ese mismo ritmo pero con 172 pasos, por ejemplo.
Algunos estudios recientes también han demostrado que se puede usar la frecuencia cardíaca para identificar la cadencia óptima. Un ritmo más eficiente se refleja en una más baja frecuencia cardíaca.
¿Has medido tu cadencia al correr?
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