Caracas.- Todo comenzó hace cinco meses en el Parque del Este, luego de la suspensión de la edición 2018 de CAF. Muchas fueron las reuniones en un café de Los Palos Grandes, en las Corocoras (Parque del Este), en la Federación Venezolana de Atletismo y últimamente en la sede del Comité Olímpico Venezolano. Fueron cinco meses muy duros, algunos días más álgidos que otros. La inexperiencia de ocho corredores en eso de organizar una carrera -y menos un maratón- era comparable con ese miedo de correr esta distancia por primera vez, cuando desconoces con qué puedes encontrarte en el recorrido y si puedes lograr superar la pared del kilómetro 35. Pero así como en la competencia subyace ese deseo de cruzar la meta, en nosotros también estaba presente el firme objetivo de correr el 18 de marzo.
Nunca hubo dudas en que ese sería el día de los 42K ni tampoco en que ese día saldríamos a correr así fuera en un circuito de cuatro vueltas. Y es que el 15 de enero, cuando comenzamos las inscripciones, lo hicimos sin tener un trazado aprobado. No hay que olvidar que a finales de año hubo elecciones de alcaldes y su equipo de trabajo recién comenzó a tomar posesión la segunda semana de enero. Con todo lo que implicaba no disponer de una ruta aprobada salimos a inscribir corredores.
Primero llegó la aprobación de la alcaldía de Baruta, luego la de Libertador, dos de los municipios que concentraron un 80% del recorrido. Fue finalmente en ese momento en que dimos a conocer el trazado. Algunos no entendían por qué no se anunciaba la ruta, por lo que recibimos mucha presión para que diéramos a conocer esa información. Ahora saben que no podíamos hacerlo hasta tener todo muy bien amarrado.
Mientras todo esto se iba dando también se iba conformando la Asociación Civil Caracas 42K. Fue toda una odisea cuadrar los horarios del grupo para asistir al registro y hacer de una idea una organización legalmente constituida. Mientras tocábamos las puertas de la empresa privada se pulía la alianza con la Federación Venezolana de Atletismo, una institución que bajo la égida se Wilfredys León y Marcos Oviedo le metió el pecho a esta iniciativa. Fue la responsable de lograr el carácter internacional del evento y la certificación por la IAAF de la ruta, de acercar al Comité Olímpico Venezolano y a los ministerios de Relaciones Interiores y del Deporte, piezas fundamentales para lograr lo alcanzado.
Nunca olvidaré cuando en una reunión Rubén Darío González, uno de los ocho y a quien designamos para estar al frente de la comisión de Seguridad, dijo que no sabía ni pizca del tema pero estaba dispuesto a aprender y a trabajar para que todo resultara perfecto. El domingo parecía un experimentado funcionario policial por la precisión con la que logró hilvanar ese delicado aspecto.
Y lo de Rubén no fue distinto a lo que pensó y sintió Gabriel Quintero con la Hidratación, Lenin Moya en Protocolo o Christian Behrens en la parte de Salud. A Rafael Mazutiel y a Gilberto Lander por sus profesiones, el primero comunicador y el segundo médico, no les fue extraño impulsar las comisiones de Medios y Salud. Sin embargo, a pesar de nuestras responsabilidades en Caracas 42K, un día estábamos montados en la tramitación de un permiso, verificando alguna inscripción o buscando una bandeja de cachitos para el ciclo de conferencias durante la entrega de materiales.
El domingo fue muy intenso lo vivido. No solo porque pudimos lograr hacer realidad el maratón sino por la manera como los corredores y sus clubes, voluntarios y la empresa privada pudieron integrarse y apoyar en el trazado a los participantes. Allí se palpó, con creces, de que el slogan “De Corredores para corredores” no era solo una frase bonita.
En las calles se observaba y respiraba pasión porque las personas estaban en lo que le gusta. Había buena vibra y camaradería. Deseo de hacer las cosas bien y de ayudar al prójimo. Hoy estas líneas sirven para felicitar, una vez más, al equipo de Caracas 42K bajo la batuta de Margoth Monasterios, quien ni siquiera pudo correr su maratón. Sirven para agradecer a esos 500 corredores que se inscribieron, algunos con dudas de si sería posible que se lograra en tan poco tiempo tiempo este evento. Sirven para agradecer el apoyo de las organizaciones que creyeron en esta iniciativa: 2 FIT, GU, Empresa Polar (Minalba, Gatorade y Maltín Polar light), Digitel, Ávila Burger, DiverFiesta, Banco Nacional de Crédito, FM Center, Hot 94.1 FM, Turunning.com, Unicef, Soymaratonista.com; a Eventos ES3 como operador logístico y a Walfred Astudillo y Carabobo Runners por ofrecer su plataforma para las inscripciones.
También para decirle gracias a Carmencita Rodríguez, Anabella Gabaldón, Mayra de Líbero, Yanet Sánchez, Etty Oziel, Orlando Velásquez, Bárbara Villegas, Mabel Gimón, Janett Noto y Adriana Oberto, quienes desde distintas comisiones dieron su mayor esfuerzo; y a las alcaldías de Baruta, Libertador, Chacao y Sucre, entre otros tantos que aportaron su granito para concretar este sueño.
El domingo se tejieron muchas historias, la mayoría de las manos de los cientos de hombres y mujeres que cruzaron la meta en el parque Los Caobos. Kelvin Pirela demostró lo grande que es el corazón del venezolano cuando se alzó con el segundo lugar de la general, luego de ser asaltado el día anterior y correr con unos zapatos prestados y muy deteriorados. También lo hizo ese corredor máster quien en pantalones largos porque no tenía short, con su perrita y con unos zapatos amarrados con bolsa plástica lucía pasadas las 10 de la mañana su medalla de finalista.
Ya desde antes de la salida nos dimos cuenta de que lo habíamos logrado, de que habíamos superado las expectativas que hace cinco meses nos planteamos. Como toda primera vez hay aspectos a mejorar, siempre con la filosofía de sumar y buscar lo mejor para los principales protagonistas de todo este esfuerzo: los corredores, por quienes entregamos muchas horas de sueño y arduo trabajo, pero quienes también pudieron correr, tal vez su único maratón de este año.
Twitter, Instagram y Facebook: @42kilometros