No sé que impresión se llevaron este domingo de los 10K de Gatorade Caracas Rock, pero qué buen ambiente se vivió esta mañana. La emoción de los corredores era visible. Para muchos fue la posibilidad de reencontrarse en las calles de Caracas con sus compañeros del asfalto.
Fue muy importante el triunfo de José González y de Raquel Agudelo, pero creo que volver a estar en una línea de salida, con tanta gente alrededor aupando a los participantes mientras se desplazaban por la autopista del Este y por las avenidas Río de Janeiro y principal de Las Mercedes, no tenía precio.
La edición 20 de este tradicional evento fue una buena oportunidad para cada quien medir su actual nivel. No hay duda que las carreras virtuales han ayudado a llenar un gran vacío. Es la opción que en tiempos de pandemia hemos tenido para mantenernos activos y que nos han dado la posibilidad hasta de realizar icónicos maratones internacionales, pero la vibra y emoción de las presenciales marcan una diferencia y hacen que ese extra salga a relucir.
De los 10K de hoy rescato algunos aspectos positivos: el minuto antes de la salida para recordar no solo a los caídos por la COVID-19 sino para agradecer al personal médico todo su esfuerzo en estos casis dos años de pandemia. También la amplitud de los corrales de salida y el establecimiento de los puntos amarillos para que los corredores se ubicaran y mantuvieran así el obligatorio distanciamiento social.
Como en otras ocasiones, la ruta estuvo amenizada por grupos de rock que hacían muy agradable el ambiente y los puntos de hidratación con agua y Gatorade cada dos kilómetros pudieron satisfacer las necesidades de los 3.500 corredores inscritos.
Le comentaba a Marcos Oviedo, presidente del comité organizador del maratón Caracas 42K, que de los 10K de Caracas Rock hay unas cuantas lecciones aprendidas que deben trasladarse al 12 de diciembre a la salida del Parque Los Caobos.
Para mí fue una nota ver a tantos corredores del interior del país dando lo mejor de sí en Caracas y a cada uno de ellos los felicito por partida doble, pues no es fácil movilizarse en estos tiempos de escasez de combustible y de estrechez económica.
Espero que cada uno de ustedes haya cruzado la meta frente a la Plaza Alfredo Sadel de Las Mercedes con la misma sonrisa con que yo la crucé. Felicitaciones desde ya.
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