Por sus múltiples beneficios es común escuchar a los amantes del deporte hablar de la importancia de los estiramientos en una rutina de ejercicios: ayuda a regenerar los tejidos, mejora el rango de movimientos, evita lesiones, aumenta la fuerza muscular y facilita la recuperación después de la actividad deportiva.
Los estiramientos más comunes son los siguientes:
Dinámicos
Se realizan con movimientos fluidos, suaves y controlados. No se mantiene ninguna posición, ni hay intención de ir más allá de lo alcanzado. Las rotaciones de cadera, la patada frontal o el lunge están entre los mejores ejemplos de este tipo de estiramiento que facilita la movilidad articular y aumenta la temperatura muscular. Van bien al comenzar como calentamiento.
Estáticos
Se recomiendan al finalizar la actividad. Al estar en posición de reposo lleva uno o varios músculos, en forma muy lenta, hasta una determinada posición. Se debe sostener la elongación de 10 a 30 segundos, porque contribuyen a llevar los músculos a su estado normal. Para estirar en forma segura no sobrepases tus límites. Debe ser una rutina placentera y no dolorosa. También acompaña la respiración con el movimiento para favorecer el flujo sanguíneo y el equilibrio físico y mental.
Sin importar si son dinámicos o estáticos no te compares con nadie. Cada persona tiene distintas capacidades, necesidades y lo que interesa es sentirse bien y aprovechar sus beneficios.
Según la Clínica Mayo, en lugar de esforzarte para tener la flexibilidad de un bailarín hay que concentrarse en tener la misma flexibilidad en ambos lados del cuerpo, porque si es muy desigual podría ser un factor de riesgo para sufrir lesiones.
Esta institución aconseja concentrarse en los principales grupos musculares como las pantorrillas, los muslos, las caderas, la zona lumbar, el cuello y los hombros. Y realizar estiramientos específicos de acuerdo al deporte que practiques.
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