Es difícil conseguir a un corredor que no se haya lesionado. Creo que las lesiones, en algún momento de un plan de entrenamiento, tocan el cuerpo del atleta. Sin embargo siempre hay algo que hacer para minimizar su recurrencia.
Calienta: Se trate de entrenamiento o de competencia, hay que preparar al cuerpo para rendir mejor. Unos 10-15 minutos suave de trote van bien. Nunca hagas trabajos de velocidad sin calentar, pues las posibilidades de lesiones son altas. Antes de competir el calentamiento es clave.
Evita sobreentrenarte: el entrenamiento debe ser progresivo y los incrementos graduales tanto en intensidad como en kilometraje. Si se intenta hacer demasiado, en poco tiempo, es poco probable que el cuerpo se pueda adaptar a esa nueva realidad.
No olvides la técnica de carrera. Trabajar en la forma de correr hace al corredor más eficiente.
Evita entrenamientos duros dos días consecutivos.
Nunca corras con dolor. Aprende a distinguir el dolor del cansancio. Si sientes las piernas pesadas, modera los entrenamientos y evita los trabajos muy duros. Es preferible un día más de descanso, que entrar en un paro por lesión.
Estira. Al terminar de correr realiza tu rutina de estiramientos, focalizando en los miembros inferiores. Los estiramientos son un gran aliado para evitar lesiones.
Fuente: www.runfitners.com