¿Cuántas veces después de un maratón le han dicho que al siguiente día corra unos 30 minutos muy suaves? La respuesta a eso es el llamado entrenamiento regenerativo.
Trotar o andar en bicicleta entre unos 20 y 40 minutos a un 50 % del esfuerzo activa nuestros músculos, que demandarán oxígeno. En este proceso la sangre, además de aportar nutrientes, «lava» los residuos metabólicos atrapados en las fibras.
Los trabajos regenerativos son sesiones que deben incluirse en nuestros planes, y que al igual que el descanso, una buena hidratación y una alimentación balanceada, ayudan no solo en nuestra recuperación sino en mejorar nuestro rendimiento.
Cada vez que salimos a entrenar duro se producen micro rupturas en los tejidos que el organismo se encarga de reparar, pero cuyo proceso debemos facilitar.
Ese trote suavecito de 30 minutos, al que a veces no le damos la importancia debida, favorece y acelera la recuperación muscular al promover lo que médicos y especialistas definen como “activación hemodinámica”, muy positiva para el mantenimiento del sistema cardiovascular y respiratorio.
La hemodinámica es aquella parte de la biofísica que se encarga del estudio de la dinámica de la sangre en el interior de las estructuras sanguíneas como arterias, venas, vénulas, arteriolas y capilares así como también de la mecánica del corazón.
El entrenamiento regenerativo ayuda a eliminar el ácido láctico residual, favorece la hidratación, mantiene la capacidad aeróbica, previene y combate la aparición de dolor muscular y ayuda a evitar el sobre entrenamiento y en consecuencia las lesiones.
Fuente: www.espnrun.com
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