Cuando de perder peso se trata, las razones pueden variar: rendir más en el deporte, por salud o estética. Muchas veces se piensa que eso implicará grandes sacrificios, pero en realidad se trata de adaptar un estilo de vida.
Para perder unos kilos de más conviene sumar una rutina de entrenamientos y una dieta equilibrada y saludable. Sin embargo, en el proceso se pueden cometer algunos errores.
Entre las fallas más comunes en este proceso pueden estar las siguientes:
Comer de más y a la carrera. Comer de manera lenta permite que el estómago mande una señal al cerebro cuando se encuentra casi lleno. El de las personas que tienen el hábito de comer rápido no percibe esta señal. Saciarse con alimentos ricos en nutrientes y fibras hace que el metabolismo funcione mejor y la sensación de saciedad se mantiene por más tiempo. Hay que evitar las tentaciones a deshora, porque pueden exceder el consumo calórico.
Beber poca agua. Para disminuir el hambre y eliminar el exceso de líquidos, la ingesta de agua es un gran aliado. Al beber agua, aumenta la cantidad de orina y con ello se liberan toxinas que perjudican la disminución de peso.
Saltar las comidas. Comer cada tres horas favorece la pérdida de peso, porque ayuda a mantener la saciedad a lo largo del día. Además del desayuno, almuerzo y cena, una merienda a media mañana y otra a media tarde van bien. Una fruta o un puñado de frutos secos son algunos “snacks” saludables.
Caminar suave a velocidad crucero. No hay duda que las caminatas son un excelente ejercicio aeróbico. Si se quiere que impacten en el peso, deben ser activas y enmarcadas en un plan que lleven a la persona luego a trotar/caminar y finalmente a trotar. Llegado el momento vendrán las corridas largas y las sesiones de velocidad.
Misma rutina. Como el metabolismo se adapta rápidamente a los cambios, el plan de entrenamientos y nutricional debe tener variaciones. Comer y hacer lo mismo termina siendo contraproducente para el organismo.
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